miércoles, 4 de noviembre de 2015

LOS AMIGOS IMAGINARIOS DAN LA MANO A LA CREATIVIDAD Y EL DESARROLLO EMOCIONAL

- Te presento a Olaf, es mi amigo y nos preparará la cena. ¡Cocina muy bien! ¿Verdad Olaf? Es un poco tímido, pero cuando te conoce es muy divertido. ¡Ya verás!

- ¡Ainoa! ¿Con quién hablas?

- ¡Con nadie! Olaf sssssshhhhhhhh.

Olaf, Teresa, Calyso… y tantos nombres como te puedas imaginar, son los apelativos para denominar a los amigos imaginarios que acompañan a algunos niños durante su infancia. ¿Recuerdas el tuyo? ¡Seguro que sí! Nosotros tuvimos uno muy especial y aún hoy en día nos gustaría recurrir a él/ella  de vez en cuando. Pero, vivimos inmersos en la realidad, y el mundo de las ensoñaciones parece no tener un hueco en nuestros día a día. ¡Quién pudiera volver a ser niño!
Buscamos la lógica aplastante en todo aquello que nos rodea, y si carece de ella lo desechamos de un plumazo. ¿Por qué dejamos de soñar? Quizás porque el mundo adulto nos indica que sirve para poco. Lo importante, es que los niños pueden hacerlo con total libertad, ayudándolos a desarrollar sus emociones y su creatividad.

 Ilustración de Victoria Ying 

Los amigos imaginarios son esos seres fantásticos que acompañan a los niños entre los 2 y  los 6 años. Son aquellas voces que están en su mente, que reconocen su pensamiento, estableciendo un dialogo en el que desarrollar ideas, recrear situaciones y resolver problemas. A esta fase pasajera se la denomina como “Etapa del pensamiento mágico” y como padres no deberíamos preocuparnos o intervenir, ya que, solo conseguiríamos cohibir la imaginación de los pequeños. En casos aislados, habrá que tomar cartas en el asunto cuando se observen comportamientos anómalos, como por ejemplo, volverse retraído, mostrar agresividad o estar impedido para cumplir sus tareas. No descartando un sinfín de motivos que pueden estar detrás de esta conducta.

Un dato importante es, cómo podemos sacar provecho a esta situación para beneficiar a nuestros hijos:
  • Prevenir o corregir conductas, dando indicaciones como “Dile a Olaf que no se toca el horno cuando está encendido. Quema y eso duele mucho”.
  • Enseñar hábitos como “Qué te parece si enseñamos a Olaf a recoger y cuidar vuestras cosas”.
  •  Desarrollar la inteligencia emocional subrayando aspectos positivos o negativos, propios y ajenos.

Además, a través del amigo imaginario los niños:
  •  Proyectan sus sentimientos.
  • Confrontan sus conflictos y miedos.
  • Desarrollan habilidades sociales y aumenta la confianza en sí mismos.

En resumen, tener un amigo imaginario es positivo, pero recuerda,  uno de los beneficios de la infancia, es jugar con amigos reales, ya que, gracias a ellos aprendemos a ceder, a cooperar o a desarrollar diferentes roles.

 “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”
Albert Einstein

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