“Tienes que portarte bien”. “Si eres malo Los
Reyes Magos te traerán carbón”… son
algunas de las frases con las que los adultos tendemos a bombardear a los más pequeños. ¿A qué nos
referimos? En términos generales, a como
tratamos al resto de personas, pero ¿cómo nos tratamos a nosotros mismos? A lo
largo de nuestras vidas, son pocos los consejos que recibimos sobre aquello que
no debemos pensar o decir sobre nuestras habilidades, aspecto físico o rasgos
psicológicos.
“Si insultas a tus amigos te castigaré” y ¿sí
los descalificativos son vertidos por y para nosotros?, ¿qué ocurre?
Normalmente nada. Por ello, cuando nos equivocamos, fracasamos o no controlamos
una situación, muchos de nosotros tendemos al pesimismo, a la autocompasión y
al automaltrato. Para ello contamos con una amplia gama de autocastigos como
“no sirvo para nada”, “soy un perdedor”,
“merezco esto y más”. Que levanten la mano quienes nunca hayan difamado
su propia persona. Quizás tengamos otras opciones, como reconocer que todos nos
equivocamos alguna que otra vez. Por
consiguiente, equivocarse significa que lo has intentado y el verbo intentar
solo lo utilizan los valientes.
Imagen del libro "Don Clemente, un trabajo diferente" donclementeblog |
En mayor o menor medida todos
intentamos ser empáticos con los demás. Así que ha llegado el momento de
mostrar esa generosidad hacia nuestra persona y tirar a la basura el verdugo
que llevamos dentro. Poner un punto
final a la espiral de autodestrucción que solo nos conduce al miedo, a la
negatividad y al sentimiento de inferioridad. Aceptar la experiencia del momento
por difícil que sea, ya que de nada sirve no hacerlo. Además, el victimismo no
está de moda.
¡Recuerda! Todos sufrimos,
enfermamos, fracasamos, perdemos a un ser querido, y todo esto no significa ser
mejor, ni peor que el resto. Todos los seres humanos somos merecedores de compasión
y compresión. Autoinfligirse crueldad solo nos hace sufrir. Entender la
situación, solidarizarnos con ella y por consiguiente con nosotros implica que
queremos ser felices y gozar de salud, pero ¡ojo! no quiere decir que tengamos
carta blanca para hacer lo que queramos pudiendo perjudicar nuestro bienestar.
En tu mano está el modo de
afrontar las situaciones, puedes optar por la autodestrucción no consiguiendo
nada o, por el contrario, aceptar que la vida está llena de fracasos y de
éxitos. Sobre todo, está llena de las carcajadas que provocan esos momentos en
los cuales en tu cabeza solo imperaba un pensamiento: “Tierra trágame”.
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