Esta semana queríamos
preguntarnos sobre el sentido de la solidaridad y leyendo aquí y allá para
preparar este post nos encontramos con esto:
“La verdadera solidaridad es
ayudar a alguien sin recibir nada a cambio y sin que nadie se entere. Ser
solidario es, en su esencia, ser desinteresado. La solidaridad se mueve sólo
por la convicción de justicia e igualdad.” http://definicion.de/solidaridad/
Y aquí habría que poner punto y
final a éste escrito porque ya está dicho todo en esas pocas líneas. Vivimos en
un mundo lleno de contradicciones, un mundo lleno de riqueza pero mal
distribuida, lleno de recursos pero solo para unos pocos, lleno de belleza pero
pocos ojos tienen la paz necesaria que da el tener las necesidades primarias
cubiertas para poder apreciarla y así podríamos seguir hasta el infinito.
Cuando somos conscientes de tanta diferencia nos acude al momento la necesidad
de paliarlo, de aliviar el dolor manifiesto, es algo humano. La evolución de
las especies se asegura con la colaboración, no con la selección. Y si además le
añadimos la conciencia de sí, que tenemos los humanos, pues no podemos por
menos que estremecernos con el dolor ajeno e intentar remediarlo como sea.
Y entonces aparecen
organizaciones para vehiculizar toda esa energía y conducirla hasta donde es
necesaria la intervención. No vamos a entrar aquí, no es el lugar, sobre la
pertinencia, necesidad o ética dudosa de algunas de estas organizaciones, claro
que no. Lo que hoy nos interesa es preguntarnos porqué el humano ayuda y,
cuando lo hace, si lo hace desinteresadamente o espera obtener algo a cambio.
Como ya hemos visto más arriba la verdadera solidaridad implica desapego,
distancia, es unidireccional, está libre de cargas emotivas exigiendo regreso y
es libre, se hace porque sí, porque quiero ayudarte en tu proceso para que
camines junto a mí con la misma sonrisa que yo. Esa es la verdadera
solidaridad. Y sin teñirla de religión, no es necesario, aunque las creencias
ayuden mucho.
Pero entonces aparece otra vez la
sombra del humano que hace de todo carroña. ¿Qué hay mucha desigualdad y por lo
tanto mucha gente que quiere ayudar? Pues hagamos negocio con esto.
Nosotros creemos sinceramente en
el ser humano, creemos que sus movimientos siempre, o casi siempre, están
motivados por el amor, por la necesidad de aliviar el dolor de sus semejantes.
De verdad, lo creemos así. Lo que pasa es que a veces se confunden, los que se
confunden, y es por eso que reflexionamos en voz alta con éste escrito, para
que sea una llamada de atención a aquellos y aquellas que tienen capacidad y
decisión de ayuda, para empresas, particulares, organizaciones, sistemas,
instituciones, asociaciones… La solidaridad es necesaria, es parte de nuestro
sistema evolutivo y hay que practicarla, pero para que sea eficaz y duradera
hay que hacerla desde el desapego, la entrega y el olvido de sí. Entonces es
cuando realmente todos ganamos.
Hagamos pues entre todos un mundo
justo donde podamos apreciar la magnitud de la belleza que hay en un instante o
en una brizna de hierba.
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