martes, 16 de septiembre de 2014

ANIMALES QUE CURAN


No es nada nuevo. De hecho, es mucho más que viejo. Incluso los egipcios lo practicaban, aunque por alguna razón, cada vez que se habla de las acciones terapéuticas entre animales y humanos parece que estamos tratando un tema novedoso. Definamos pues la Terapia Asistida con Animales (TAA).


Cuando hablamos de Terapia Asistida con Animales, entendemos que se trata de intervenciones directas en pacientes en situaciones de dependencia funcional, alteraciones psiquiátricas o trastornos de conductas. En todas ellas participa un animal bajo unas pautas concretas y bajo la supervisión de un profesional. Así es como entendemos esta práctica ahora, pero puede que antes no estuviese delimitada de este modo, lo que no quita que se llevase a cabo. Como ejemplo (sin tener que remontarnos a egipcios y griegos), en 1792, en Inglaterra, se llevaron a cabo prácticas entre pacientes de tipo emocional y animales, para potenciar valores humanos. Casi cien años después, en Alemania, encontramos experiencias centradas en pacientes con epilepsia. Y ya en 1944, en EEUU, los resultados de este tipo de tratamientos con soldados del cuerpo aéreo americano fueron altamente exitosos, tanto directamente para ellos como para sus familiares.


En la actualidad, la Terapia Asistida con Animales, se centra principalmente en el trabajo con perros, gatos, caballos y delfines. Aunque son diversas las prácticas y con ellos la variedad de animales que se utilizan en cada caso, siendo de relevancia los resultados en equinoterapia con niños autistas o con parálisis cerebral. Los beneficios son claros para el tratamiento del dolor, tanto físico como emocional: estimular la atención del paciente, potenciar su capacidad de relación y empatía, ayudar en el control de impulsos o mejorar del sistema motor, entre otros beneficios.

En España son varios los ejemplos de entidades que han venido apostando por este tipo de tratamientos. En 1987 se fundó Gallina Blanca Purina, actualmente Fundación Affinity, pioneros en nuestro país en el fomento de programas de terapia asistida por animales, dirigidos a todo tipo de colectivos. Poco después, en 1990, se creó la Fundación ONCE del Perro-Guía, que forma parte de la Federación Internacional de Escuelas de Perros Guía y que inauguró su propia escuela de formación de estos voluntariosos compañeros nueve años después en Boadilla del Monte. Surgen también otro tipo de organizaciones, entre las que podemos citar la Asociación Española de Terapias Asistidas con Animales y Naturaleza, que nace en 2008 con el objetivo de estudiar y difundir el trabajo con animales, fomentando su relación con el ser humano y la entorno que los rodea.

Nos alegramos de que este tipo de terapias no específicamente médicas, se hayan consolidado como un complemento aceptado en nuestra sociedad. El amor se manifiesta en diversas e infinitas formas, los animales lo ofrecen de modo desinteresado y esa es la auténtica clave de la sanación. 


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